Una partícula que enciende a otra y esta enciende a otra y así a la siguiente y a otra más, así propagándose más y más rápido a todo lo que las rodea. Una a una las partículas se encienden en una sucesión virtuosa que las aglomera y las atrae unas con otras.

La ola se expande y toca todo lo que cubre, enciende todo a su paso hasta que la fuerza que las atrae mutuamente las comprime, las presiona unas con otras con una fuerza descomunal que crece y crece a medida que más y más de ellas se acercan, se encienden y se unen.

Y así se congregan en un solo punto hasta limpiar todo aquello que las rodea, fuera de ellas tan solo yace un inhóspito vacío, una inmensidad de nada.

Cuando finalmente todas estas partículas están felizmente reunidas, explotan en un solo y eterno destello llevando la luz hacia los confines del todo.

El fuego fatuo que congrega la vida; el gran transformador de la materia; el ordenador de todo el universo.

Este es el origen y el final de las cosas.

Esta es nuestra luz…

Ahora es tuya.